martes, 19 de febrero de 2013

Elegir un nombre para mi bebé



Para muchos padres no es nada fácil la tarea de encontrar un buen nombre para su bebé.
Hay personas que desde siempre han sabido cómo llamarían a sus hijos cuando los tuvieran, sin embargo, puede ser que la pareja no esté de acuerdo, ya sea por una causa religiosa, porque quieren poner al bebé el nombre de un familiar, o porque simplemente no les gusta.
Antes de elegir el nombre del bebé, hay que tener varios factores en cuenta, pero lo más importante es que realmente os guste a ti y a tu pareja.
Factores a tener en cuenta antes de buscar un nombre para el bebé:
  • Te gusta un nombre largo o un nombre corto
  • El bebé tendrá uno o más nombres
  • Hay o no hay necesidad de que lleve el nombre de un familiar
  • Te gustan los nombres populares o los originales
  • El significado del nombre es importante para ti o eso da igual
  • El nombre puede ser de cualquier origen o de uno en concreto
Comprobaciones al elegir un nombre para tu bebé:
  • Es fácil de pronunciar
  • No significa nada malo o raro en otro idioma
  • No tiene posibles diminutivos poco agradables
  • Será un buen nombre también para cuando el bebé sea una persona mayor, no sonará infantil
  • El nombre y el apellido del bebé suenan bien juntos

El sonido ideal

Una de las cosas más importantes a considerar es cómo suena el nombre de tu bebé cuando lo pronuncias. ¿Es melodioso? ¿Es brusco? ¿Le va bien al apellido? A menudo los nombres largos van mejor con apellidos cortos y al revés. Si combinas un nombre que acabe con una vocal, con un apellido que empiece por otra vocal puede sonar un poco raro, porque se suelen pronunciar unidos ("Ana Arribas"). También es bueno evitar los nombres que rimen con los apellidos y aquellos que suenen a broma porque seguro que le gastarán muchas al niño o la niña cuando vaya a colegio, (y seguramente después también). Los nombres como Dolores Fuertes, Armando Casas, Rosa Losa, etc. suelen ser motivo de chistes constantes.

Un nombre único

Un nombre poco usual tiene la ventaja de hacer que la persona que lo lleva resalte entre los demás. Si en tu clase había tres Carolinas posiblemente a ti y a tus compañeros les costaba saber quién era quién. Pero por otra parte, un nombre que es tan raro que no se puede pronunciar, puede llamar excesivamente la atención y no favorecer a tu hijo. Una forma de encontrar cierto equilibrio es escoger un nombre más o menos común si el apellido no lo es y viceversa.

Familiares y amigos

Muchos padres escogen los nombres de sus bebés por el que tenía un abuelo, otro familiar o alguien muy querido por la familia. Esta opción puede proporcionar una variedad de nombres entre los que elegir. Puedes escuchar con cariño las ideas que te proponen, pero también puedes optar por no decirle a nadie lo que tú y tu pareja tienen decidido, hasta después de que su hijo haya nacido. ¡Y no dejes que nadie te presione para ponerle un nombre que no te gusta! Tu tía Almerinda no es la que tiene que vivir con el nombre que a ella le gusta, es tu bebé el que tendrá que vivir toda la vida con él.

Origen y herencia

La herencia de tu bebé es una parte esencial de quién es y muy probablemente quieras que su nombre refleje eso. O quizás, tu familia tiene la tradición de llamar a los primogénitos con el nombre de sus padres. Si te gusta un nombre, pero no cumple con los requerimientos de la tradición familiar, puedes considerar utilizarlo como segundo nombre.

Significado

Nadie va a tratar a tu hija Ingrid de forma diferente porque su nombre signifique "hija de un héroe", pero de dónde procede el nombre es algo interesante a considerar. Después de todo, si tu hijo Sixto descubre que su nombre quiere decir "adulador" quizás no le guste.

Iniciales y apodos

La gente, y especialmente los niños, pueden ser muy crueles cuando se trata de poner apodos. Por eso, intenta anticipar qué es lo que puede ocurrir con el nombre de tu hijo para evitar estas situaciones. Por supuesto, es posible que aunque a ti ni se te pase por la cabeza que su nombre podría suscitar un apodo poco agradable, siempre puede haber algún listo en la escuela que se lo encuentre. Pero por lo menos, intenta evitar los que son muy obvios.

Recuerda que nada de lo anterior son reglas fijas. El criterio más importante para elegir el nombre de un bebé es simplemente que te guste a ti y a tu pareja.

viernes, 8 de febrero de 2013

Poner limites, decir NO a los niños



Muchos padres se enfrentan ante el dilema de negarles cosas a sus hijos y no saben decir “NO”, por ende les cuesta marcar límites. Aquí te presento la importancia de decirle “NO” a tus hijos.
Una escena muy común en cualquier familia con niños, es cuando la madre pasea con su hijo por el centro comercial y el niño le pide que le compre alguna chuchería, la madre o padre ante tal insistencia (¡y los niños sí que saben serlo!) terminaran comprándole el artículo en cuestión. Vivimos en una sociedad consumista donde niños y adultos están expuestos a miles de estímulos que invitan a comprar y consumir.
 ¿Se es mal padre al decir “no”? La respuesta es NO. El decir que no es positivo por las siguientes razones:
- Los niños necesitan tener frustraciones, esos reveses de la niñez son los que ayudan a fortalecer la personalidad y a superar los que se presentarán en la vida adulta.
- Sé padre de tu hijo y no amigo. Tu hijo no es un par tuyo, necesita una figura de autoridad y alguien que le ponga límites, no cedas ante cualquier capricho o deseo.
- Si les pones límites desde pequeño a tu hijo, en su vida adulta sabrá auto limitarse por sí mismo. Poner límites no significa castigarlo sino explicarle que las cosas en la vida se consiguen en base a esfuerzo y merecimiento.
- Un niño con límites será en su vida adulto un niño seguro y capaz de sortear dificultades en su vida adulta.
- Cuando le digas que “NO” explícale el porqué de tu respuesta.
No te sientas mal si te cuesta al principio decirle “NO” ante cualquier pataleta o disgusto que te dé, al principio será difícil y tendrás que aguantar llantos y planteos de todo tipo, sin embargo un “no” en el momento adecuado servirá mucho para la formación futura de tu hijo, sólo ten paciencia y recuerda que es por su bien.
Aunque todavía son muy pequeñitos, los niños ya tienen la capacidad suficiente para entender el «NO». El problema es que se trata de una palabra que escuchan con tanta frecuencia, que hay que dejarles claro cuándo la decimos en serio.
No es lo mismo un «NO» claro, conciso, concreto y dirigido exclusivamente a ellos, que un «no me pongas nerviosa jugando con las llaves».
Estrategias para que entienda lo que significa NO
  • Cada vez que el niño quiera alcanzar, morder o jugar con un objeto inapropiado, hay que decirle que no sin alterarnos, muy despacio y mirándole a los ojos, (incluso habrá que agacharse para ponerse a su nivel).
  • Además, hay que usar frases muy sencillas del tipo «no, las llaves a la boca, no», y acompañarlas de gestos que puedan entender (en este caso, retirárselas con un movimiento suave).
  • Esta fórmula, a primera vista muy sencilla, es suficiente. Pero habrá que repetirla las veces que sea necesario. Porque, después de todo, lo que estamos haciendo es educarle. Y eso requiere observarle continua y constantemente.
Poner límites es fundamental
  • Conseguir que obedezcan al «NO» debería ser una de las prioridades de los padres cuando sus hijos llegan al año.
  • Y es que los límites son imprescindibles para que el niño se sienta seguro y tranquilo. Con ellos sabrá qué puede hacer y qué no.
  • Y no solo eso, las normas le hacen estar seguro y ganar autonomía poco a poco.
Todos debemos tener los mismos criterios educativos
  • Una de las tareas más difíciles es mantener los mismos criterios. O, dicho de otro modo, que todos los que cuidamos al niño digamos «NO» a las mismas cosas.
  • Es fundamental ponerse de acuerdo para que los niños puedan asimilar límites (no agarrar, morder, tocar determinadas cosas), las rutinas (la hora de las comidas, el baño, la cama) y las normas (no salir a la calle sin agarrar de la mano a papá o mamá, ver la tele solo media hora, pintar únicamente en hojas).
  • De lo contrario, el niño se sentirá desorientado y... ¡enojado!
  • Igual de importante es no contradecirse uno mismo. Mantener sus rutinas es fundamental para que empiece a asimilar las normas. Y aunque al principio cueste, poco a poco veremos que el trabajo ha merecido la pena.
Mejor un premio que un castigo
  • La idea es felicitarle cuando cumple las normas. Eso no significa que no haya que corregirle.
  • Debemos hacerlo de forma calmada pero firme, sin dudar. Así, si Juan agarra el muñeco preferido de su hermano y lo arroja al suelo una y otra vez, a la tercera vez se lo quitaremos de las manos y le explicaremos con un “porque” eso no se hace.

lunes, 4 de febrero de 2013

COMO ACTUAR A LAS RABIETAS DE TU HIJO??



 Una de las consultas más frecuentes que reciben los psicólogos es sobre las rabietas de los niños. Y la verdad es he de constatar que se trata de una etapa agotadora.

Alrededor de los dos años (o incluso antes), los niños empiezan una fase muy importante en su desarrollo que podríamos llamar de oposición. Alrededor de los cinco primeros meses el niño parte de una fusión total con la madre o su figura principal de cuidado. En los primeros tiempos incluso ni sabe que es un ser diferenciado. Con el paso de los meses, van ocurriendo acontecimientos en el desarrollo que nos muestran que el niño muestra una rudimentaria conciencia de sí mismo. Podemos ver cómo se refleja en el espejo y se alegra, cómo cuando nos vamos hace ruiditos para que volvamos junto a él, empieza a desplazarse como puede por todos lados, explora, mira, se mete objetos a la boca para descubrirlos… Y comienzan a decirnos NO.

¿Qué ocurre? Que como muchas veces no puede ser lo que ellos quieren puede generar mucha frustración, siendo todavía pequeños para manejar sus emociones, sin apenas lenguaje para ponerle nombre y con un cerebro inmaduro todavía para ciertas funciones. ¿Cómo lo resuelven? Con las rabietas: gritando, pataleando… Las maneras de las que dispone para mostrar su frustración. Y esto puede generar en los padres un aluvión de emociones desde agobios, estallos de rabia, sentimientos de incapacidad…

¿Qué podemos hacer los padres para manejarnos en estas situaciones y ayudar a nuestros hijos? Aquí van algunos consejos:

  • Positiviza esta etapa. Créeme, necesaria en su desarrollo y afortunadamente si logramos mantener la calma pasará en unos meses. Si tu hijo se muestra especialmente testarudo intenta anotar cada día tres aspectos positivos de él. Te ayudará a relativizar las cosas.
  • Si es posible, intenta prevenir las rabietas. Tú mejor que nadie conoces a tu hijo, sabes si está más cansado, si tiene sueño… Por lo tanto, hay situaciones que es mejor evitar. Por ejemplo, si es muy tarde para quedarse en el parque, quizás mejor no pasar por delante, ¿no?.
  • Pregúntate qué te pide, ¿es realmente tan importante? En aquellas cuestiones en las que no está en juego la seguridad, en las que son simplemente que quiere las zapatillas en vez de las sandalias que tú quieres ponerle quizás mejor tener en cuenta su deseo. No se trata de una batalla, intentamos que muestre sus deseos, pero de una manera más adecuada, sin gritos, ni lloros.
  • Si el niño se encuentra muy frustrado y la rabieta ya se ha producido, no intentes razonar en ese momento. ¿Tú eres razonable cuando estás enojada? Yo desde luego no. Así que mejor háblale con palabras simples, ponle nombre a lo que sientes “estás muy enojado???, cuando se te pase hablamos”.
  • Una vez que este más tranquilo, o bien cuando identifiques que se está poniendo nervioso, intenta distraerlo con algún juguete y/o actividad que le guste mucho.
  • Cuando se trate de algo importante es importante mantener el no para los padres desde una actitud tranquila, sin enojos, haciéndole comprobar que una rabieta no es la manera de pedir las cosas. Ten en cuenta que flaco favor le haces si a través de una rabieta consigue lo que quiere. Para ti será un alivio, porque se callará, pero lo que estaremos haciendo es aumentar la probabilidad de que si en el futuro quiere algo nos lo pida llorando.
  • Aprovecha algún dibujo animado o cuento para explicarle lo que es estar enojado. Pocoyo tiene varios capítulos donde se enoja porque se le escapa un globo y deja de jugar con sus amigos por esto. Utilizad esos momentos para explicarle qué es estar enojado y que unas veces uno tiene lo que quiere y otras no.
  • Muéstrate como un modelo positivo de aceptación de la frustración, muchas veces los hijos nos siguen más en lo que somos que en lo que les  decimos. ¿Te enojas  e impacientas manejando y te ven perder los nervios? Si te ven aceptar las limitaciones de la vida con otro talante, les posibilitas observar otra forma de hacer las cosas.
  • Ármate de muuucha  paciencia, es una etapa que bien llevada, pasa. Cuando transcurra un tiempo, según vaya adquiriendo más vocabulario, adquirirá más capacidad para poner nombre  a lo que siente.
Esta etapa de las rabietas es el principio de algo imprescindible y muy positivo para su formación como persona, “yo no soy tú, mamá (papá)”.  Aunque a veces exasperante, se trata de su manera de decirnos lo que quieren, sienten o piensan. Ayudemos a nuestros hijos a ser asertivos y a tolerar la frustración, será de gran ayuda para su vida adulta.