domingo, 16 de diciembre de 2012

MAMÁ..PAPÁ...EXISTA SANTA CLAUS??


La historia  de papa Noel
Papá Noel tiene su origen en el personaje histórico de San Nicolás, que vivió en Myra, Turquía, en el 300 D.C. Según cuenta la tradición, nació en una familia acomodada pero se quedó huérfano y se crió en un monasterio.
Su generosidad es legendaria. Se cuenta que regaló todas sus riquezas a los niños pobres.
Los niños de todo el mundo esperan su llegada un día al año, “Navidad” ya que su nombre solo representa felicidad, bondad y generosidad, para los más pequeños y para los grandes
seguirá habitando en sus corazones por
siempre, ya no en forma física, sino en el espíritu que representa todo un símbolo de bienestar en el mundo
.

¿Cuándo dejará de creer en Santa mi hijo?

Los niños son listos. Se dan cuenta de que mucha gente cree que Santa no es real, aun antes de que los padres crean que lo entienden. En preescolar o inicios de la escuela primaria, los niños entienden que todos los Santas en el centro comercial no pueden ser Santa. La realidad de Santa se vuelve aparente para ellos

Esto se da cuando los niños empiezan a adquirir cierto grado de lógica y habilidades de razonamiento, pueden averiguarlo por su cuenta o cuestionarse porqué los juguetes de Santa se presenta en el armario antes de Navidad o reconocer la letra de mamá o papá en las notas de los regalos.

Otra forma en la que tus hijos se pueden enterar de quién es realmente Santa es a través de otros compañeritos de escuela que le cuenten la verdad.

Los niños se dan cuenta de la diferencia entre lo que es real y lo que no es real. "Ellos comienzan a hacer preguntas que deben ser respondidas honestamente por los padres". No se ahoguen tratando de convencer al niño de que Santa es real.

¿Qué decirles cuando se enteran de la verdad?

Es probable que tu hijo se sienta un poco enojado y defraudado, sin embargo trata de calmarlo hablando con él y diciéndole sutilmente que Santa existe si tienes fe en él, explicándole que la fe es creer en la existencia de algo u alguien aunque no se conozca o se tengan verdaderas pruebas de su existencia.

Explícale que más que regalos y presencia física, Santa significa bondad, el verdadero espíritu de la Navidad.

Si tu hij@ te comenta que sus compañeritos de escuela ya no creen en Santa, dile que hay niños que son privilegiados porque siguen creyendo en él y otros que no creen, sin embargo, esto no quiere decir que no exista.

Dile que no se trata de una mentira deliberada, sino que creer en Santa forma parte de la magia de ser niño, y ahora que él ya es más grande puede jugar a ser el señor Claus a través de acciones generosas.

También ayuda decirles que el privilegio de saber la verdad es sólo para 'niños grandes' como él.

Enséñale que la fe y las creencias de los demás niños deben ser respetados sin importar si es verdad o mentira o si ellos la comparten o no. Le estarás enseñando la tolerancia, y el respeto por la diferencia.

Según Slotterback, profesora de psicología en la Universidad de Scranton, en Pennsylvania "Los investigadores muestran que los niños que participan en juegos de fantasía tienden a desarrollarse mejor y a avanzar cognitivamente. No es una cosa dañina", dijo. Así que de esta manera, si tienen hermanos menores es bueno seguir manteniendo la creencia y saber involucrar a tus hijos mayores para que colaboren a mantener la magia viva.
 Si sientes que estas ideas no te van a funcionar o no te convencen, he aquí una respuesta, en forma de cuento, que encontré hoy y me pareció una maravilla.
El espíritu de Santa
Me acomodé en el asiento del acompañante de nuestro viejo Pontiac porque era la forma en que uno "debía" sentarse cuando está en cuarto grado. Papá iba al centro a hacer compras y yo lo acompañaba. Al menos eso es lo que le había dicho; en realidad tenía que hacerle una pregunta importante que me daba vueltas en la cabeza desde hacía unas dos semanas y era la primera vez que me las ingeniaba para estar con él sin tener que aclararle el motivo.
-Papá... -empecé. Y no seguí.
-¿Sí?
-Algunos chicos del colegio andan diciendo algo y yo sé que no es verdad.
Sentía que el labio inferior me temblaba, del esfuerzo que hacía para contener las lágrimas que, amenazantes, se agolpaban en el rincón interno de mi ojo derecho -siempre era el que quería llorar primero-.
-¿Qué pasa, Punkin? -Cuando me llamaba así, sabía que estaba de buen humor.
-Los chicos dicen que Santa Claus no existe. -Plic. Se me escapó una lágrima. -Dicen que soy una tonta por creer todavía en Santa Claus... que es sólo para los niños pequeños-. Mi ojo izquierdo empezó con una lágrima en el conducto interno. -Pero yo creo lo que me dijiste tú. Que Santa Claus es real. Es así, ¿no papá?
Hasta ese momento íbamos por la Avenida Newell, que en aquella época era una calle de doble mano bordeada de robles. Ante mi pregunta, papá miró mi cara y la posición de mi cuerpo. Torció hacia un costado y estacionó el auto. Apagó el motor y se acercó a mí, su hijita todavía pequeña acurrucada en el rincón.
-Los chicos del colegio se equivocan, Patty. Santa Claus existe de VERDAD
-¡Estaba segura! -suspiré aliviada.
-Pero tengo que decirte algo más sobre Santa Claus. Creo que tienes edad suficiente para entender lo que voy a contarte. ¿Estás lista?
Papá tenía un brillo cálido en los ojos y una expresión dulce en la cara. Sabía que tenía algo importante que decirme y estaba lista porque confiaba plenamente en él. Nunca me mentía.
-Había una vez un hombre de carne y hueso que viajaba por el mundo y hacía regalos a los chicos que los merecían, en todos los lugares a los que iba. Lo encontrarás en muchos países con distintos nombres, pero lo que él tenía en el corazón era lo mismo en todos los idiomas. En Estados Unidos, lo llamamos Santa Claus. Es el espíritu del amor incondicional y el deseo de compartir ese amor haciendo regalos desde el corazón. Cuando llegamos a cierta edad, descubrimos que el Santa Claus real no es el tipo que baja por la chimenea en Nochebuena.
La verdadera vida y el verdadero espíritu de este duende mágico vive para siempre en tu corazón, en mi corazón, en el corazón de mamá y en el corazón y la mente de todos los que creen en la alegría que causa el dar a los demás. El verdadero espíritu de Santa Claus pasa a ser más lo que das que lo que recibes. Una vez que lo entendemos y se vuelve parte de nosotros, la Navidad se vuelve más linda y más mágica, porque nos damos cuenta de que la magia viene de nosotros cuando Santa Claus vive en nuestros corazones. ¿Entiendes lo que trato de decirte?
Yo miraba por la ventanilla delantera totalmente concentrada en un árbol que había enfrente. Tenía miedo de mirar a papá, la persona que me había dicho toda mi vida que Santa Claus era un ser real. Quería creer lo mismo que había creído el año anterior, que Santa Claus era un duende gordo y grandote con un traje rojo. No quería tragar la píldora de la maduración y ver las cosas de otro modo.
-Patty, mírame.
Papá esperaba. Volví la cabeza y lo miré.
Él también tenía lágrimas en los ojos, lágrimas de alegría. Su cara brillaba con la luz de miles de galaxias y vi en sus ojos los ojos de Santa Claus. El Santa Claus verdadero. El que todas las Navidades, desde el momento en que yo había llegado a esta Tierra, pasaba un tiempo eligiendo las cosas especiales que yo quería.
El Santa Claus que comía mis bizcochos decorados con esmero y bebía la leche caliente. El Santa Claus que probablemente se comía la zanahoria que yo dejaba para Rudolf. El Santa Claus que -pese a su falta total de destreza mecánica- armaba bicicletas, trenes y otras chucherías durante las mañanas de Navidad.
Entendí. Entendí la alegría, la entrega, el amor. Papá me abrazó con calidez y me tuvo así un momento que me pareció larguísimo.. Los dos lloramos.
-Ahora perteneces a un grupo de gente muy especial -continuó papá-. De aquí en más, compartirás la alegría de la Navidad todos los días del año, no sólo un día especial. Por ahora, Santa Claus vive en tu corazón como vive en el mío. Es responsabilidad tuya que este espíritu de entrega se desarrolle plenamente como parte de esta vida de Santa Claus dentro de ti. Es una de las cosas más importantes que pueden ocurrirte en toda tu vida, porque ahora sabes que Santa Claus no puede existir sin que personas como tú y yo lo mantengamos vivo. ¿Crees que puedes hacerlo?
Tenía el corazón henchido de orgullo y estoy segura de que los ojos me brillaban de excitación.
-Por supuesto, papá. Quiero que él esté en mi corazón, como está en el tuyo. Te quiero, papá. Eres el mejor Santa Claus que ha habido en el mundo entero.
Cuando me llegue el momento de explicar la realidad de Santa Claus a mis hijos, ruego al espíritu de Navidad que pueda ser tan elocuente y afectuoso como papá el día en que supe que el espíritu de Santa Claus no usa traje rojo. Y espero que ellos sean tan receptivos como yo fui aquel día. Confío plenamente en ellos y creo que así será.
QUE DISFRUTEN DE ESTAS FIESTAS MAGICAS Y MARAVILLOSAS..
CANGUROKIDS TE DESEA UNA FELIZ NAVIDAD LLENA DE COLORES MAGICOS, ALEGRIAS Y RISAS…¡FELIZ NAVIDAD!

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